Becacinas...

Hace muchos años que no cazaba becacinas. Y ayer disfruté junto a Jesús y Javier por tierras palentinas de una jornada inolvidable. 

Estas avecillas son unas de las pocas joyas cinegéticas que nos quedan. La inmensa mayoría  de los cazadores no muestra  interés alguno por ellas, por no decir que desconocen por completo a estas migratorias. Son cazables tanto la becacina común como la becacina chica, de menor tamaño esta última.

Las becacinas gustan de praderas encharcadas

Esta vez con la inestimable ayuda de As y tras unos pocos kilómetros "pateados" pude levantar unas "pocas" becacinas. Las becacinas comunes, más difíciles de cazar, se levantaban  largas a la mínima y muchas  veces  fuera de tiro. En cambio las becacinas chicas se levantaban  cuando el perro daba  con ellas  muchas veces a escaso medio metro.  Esto hacía arriesgado tirarles con un perro levantador tan cerca. Y uno que quiere mucho a su perro  evita cualquier riesgo.

No obstante ayer fue una de las pocas veces que pierdes la cuenta de cuantas aves has visto y tirado, muchas falladas  sobre todo por su difícil  tiro; rápido y  quebrado.

Jesús y Javier  que iban sin perro decidieron apostarse cerca de una charca donde alguna acuática  se tirase. Pero las protagonistas fueron las becacinas, que levantadas por As ofrecían lances al que iba con el perro o se ponían a tiro de los puestos de la pequeña laguna.

Agachadiza chica y común  junto a una cerceta

Jesús con su cerceta macho 

Finalmente hicimos una percha curiosa. Los tres cazadores quemamos mucha pólvora y disfrutamos como nunca. Personalmente, con solo tres becacinas cobradas, tenía que haber triplicado el número de piezas, todo sea dicho.

Faltan varias de las piezas abatidas. Una decena

Pero el "crack" de la jornada fue As, el springer spaniel de casi nueve años; incansable y terco hasta levantar la pieza tras ventear su rastro, que en  un terreno complicado nos hizo disfrutar a todos. 

Al final As acabó  cansado como su dueño. Pero pensando en repetir la experiencia.